Estragegias, Marketing y Branding Politico

La crisis como oportunidad

PEPE LÓPEZ Uno de los ministros de la troika nombrada por Zapatero para negociar el pacto parlamentario contra la crisis escribía días atrás en su blog de internet de esta guisa: "El PSOE necesita la recuperación (económica) porque sabe que es la condición necesaria -aunque no suficiente- para volver a tener la confianza mayoritaria de los ciudadanos. Y el PP necesita la crisis porque ha llegado a la conclusión de que la crisis es lo único que puede permitirle ganar las próximas elecciones y regresar al poder". Si concluimos que algo de cierto hay en esta doble afirmación ya se entiende mejor lo que ha sucedido estos días a cuenta del manido pacto.
En el tablero de la política nacional uno de estos dos grandes actores ha dado un giro radical en su estrategia. La necesidad del pacto ha empezado a ocupar parte del protagonismo que hasta ahora tenía la crisis. Y es en este sutil deslizamiento es donde ha empezado a jugarse la nueva partida. En ese campo semántico PP y PSOE saben que se mueven en el alambre y que un error en la estrategia puede llevarse por delante buena parte de sus expectativas. Aunque se guardan las formas el enconamiento es de tono grave, tanto que la aparententemente aséptica campaña patrocinada por algunas Cámaras de Comercio del país y varias de las principales empresas -www.estosoloarreglamosnosentretodos.org- ha acabado por enfrentarles. Nada parece quedar al margen
En una hábil operación de marketing político el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha mirado en el espejo y lo que ha visto no debe gustarle. Tanto que ha decidido pasar a la ofensiva logrando -veremos hasta cuándo- que el debate deje de ser sobre lo mal que estamos. Crisis es desesperanza, nos circunscribe a un presente negro y a un futuro oscuro, es temor, y sus ribetes tenebrosos nos asustan, desde el terreno personal al colectivo como comunidad o país si se quiere. Y es ahí donde andábamos mucho tiempo. Por contra, un escenario de pacto encierra en sí mismo cierta dosis esperanza, de solidaridad y una vuelta a la confianza. Y ésta, no se olvide, es necesaria, puede que no suficiente, pero necesaria, para hacer posible cualquier atisbo de recuperación económica. Y, claro, también política.
Y es por ahí donde Zapatero parece haberle tomado hábilmente la delantera al líder del PP y del principal grupo de la oposición, Mariano Rajoy. En tanto que en el subconsciente colectivo de este país ha prevalecido todo aquello que tiene que ver con la recesión, Rajoy tenía por delante -y lo tiene aún- todo un escenario favorable para pensar en su desquite. La creciente desafección ciudadana a la gestión socialista era un bálsamo para él. Conforme empiece a pasar la tormenta el descosido puede recomponerse y el presidente del Gobierno mejorar su imagen. De ahí su machacona insistencia en todos los foros donde ha intervenido y que ha hecho repetir a todos sus portavoces como si de un catecismo se tratase. Que ellos, los socialistas, apuestan por el pacto, que el pacto es con todos sin excepción, incluido el PP. Ésta ha sido la consigna. Sólo era seguir el camino marcado días antes por sindicatos y empresarios al acordar el marco salarial a tres años vista. Una mala noticia para el PP.
En sentido contrario podría explicar esto mismo la negativa popular a entrar a este trapo. Cegó esta posibilidad desde la tribuna del Congreso de los Diputados el propio Rajoy, al descalificarla y ningunear al presidente -recordemos que pidió a los diputados socialistas que eligieran a "otro"-.Y la siguieron cerrando todos sus portavoces, que en los días siguientes, se han hecho eco de la doctrina del jefe. Tan es así que, a veces, las imágenes les han traicionado, caso del portavoz de Economía del PP, Cristóbal Montoro, tras asistir el jueves último a la primera reunión PP-PSOE: su sonrisa mal disimulaba por no "haber avanzado nada" era el mensaje, mucho más que todas sus palabras posteriores para explicarlo. Pero el Partido Popular debería tener cuidado en no pasarse de frenada. El miedo y el peligro para ellos es que en esta negociación el Gobierno logre llevar a su molino a todos -o a la mayoría- de los grupos parlamentarios del Congreso y que este paisaje deje solo, otra vez, al PP. Y, sobre todo, que la economía mejore faltando como faltan dos años para las elecciones. Ahí se explica el temor de algunos barones en la reunión del lunes último al pedir a Rajoy que se expliquen bien las razones del "no al pacto". Porque a esas hora ya daban por descontado que no habría acuerdo.
A la necesidad que tiene el PSOE de que la crisis sea historia para tener opciones de seguir gobernando, habría que añadir otra: que los ciudadanos olviden que se negó la existencia misma de la recesión, que el Gobierno no para de dar bandazos (edad de jubilación, congelación del sueldo de los funcionarios...) y se crean que cuando la cosa se puso fea de verdad fueron ellos los que se arremangaron. Y, claro, por contra, hacer creer a estos mismos votantes que al PP sólo le interesó la situación de crack como arma instrumental para acercarse al poder. Y que su ayuda fue para que el barco siguiera empantanado. Demasiado trabajo. De esta doble percepción, y no solo de la propia crisis, dependerá en parte quién gobierne a este país. Y eso parece que lo ha entendido Zapatero, mientras que Rajoy sigue haciendo aquello a lo que tan acostumbrados nos tiene: marear la perdiz. Dando a veces la sensación de que hace más caso a los halcones de su partido que a los moderados. Salvo que, parafraseando al ministro bloguero, que no es otro que José Blanco, esto -la economía- no tenga arreglo. Entonces, el PP, Rajoy, tendría todas la de ganar. Sería su oportunidad. La tercera. Aunque a un precio demasiado alto.

Fuente: http://www.diarioinformacion.com/opinion/2010/03/01/crisis-oportunidadbr/984446.html
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