nO suelo tener por costumbre contestar a las cartas, declaraciones u opiniones del señor Eceolaza acerca de la gestión que se está realizando esta legislatura en el área de asuntos sociales del Gobierno de Navarra. Considero que su función, como responsable de la oposición es justamente esa, la de opinar, y que la del equipo que conformamos el Departamento de Asuntos Sociales es la de tomar decisiones sobre el modelo de desarrollo de nuestros servicios sociales y la de gestionar, con la mayor eficacia posible, dicho modelo. Sin embargo, en esta ocasión considero que debo hacer una excepción, ya que, aunque una mentira 100 veces repetida sigue siendo una mentira, tanta insistencia puede confundir a quien no escuche las respuestas en vía parlamentaria, donde siempre que el señor Eceolaza declara unas de sus "inexactitudes", se le da cumplida respuesta.
Y es que el representante de Nafarroa Bai insiste siempre en usar las mismas coletillas, que tiene muy bien aprendidas y que repite aunque se le expliquen una y mil veces las razones por las que está "equivocado". Por eso creo que el título de su artículo "El marketing político a su servicio", encaja perfectamente con el autor del mismo.
Porque señor Eceolaza, por lo visto es sólo marketing político que el Gobierno de Navarra haya sido el primero de todo España en aprobar una Cartera de Servicios Sociales, que establece y concreta el derecho subjetivo de las personas a recibir 90 prestaciones sociales (servicios y ayudas económicas) de las Administraciones Públicas, garantizadas independientemente de la consignación presupuestaria existente.
Por lo visto, también es sólo marketing político que el Gobierno de Navarra haya elaborado un Plan Estratégico de Servicios Sociales que establece las líneas, actuaciones y medidas a desarrollar en el periodo 2008-2012, y que ésta fuera aprobado por unanimidad de todos los partidos políticos. Del suyo también, señor Eceolaza, y permítame que le recuerde que las actuaciones que, desde el año 2008 hasta la actualidad, se están desarrollando por parte del Departamento de Asuntos Sociales, son las que figuran en ese plan que a usted en su momento le pareció muy bien. ¿En qué quedamos entonces?
Centrándome en el objeto de su artículo, por lo visto usted considera que marketing político es desarrollar la Ley de Dependencia en Navarra conforme a lo establecido en nuestra Cartera de Servicios Sociales y en nuestro Plan Estratégico, y con uno de los mejores resultados de España, según se va viendo de forma constante en cada uno de los informes parciales que se van publicando y que se recogen en todos los medios de comunicación.
Tal y como se señala en el Plan Estratégico, la libertad de elección de las personas dependientes y sus familias sobre la forma en que éstas quieren ser atendidas es un principio fundamental del modelo navarro de atención a la dependencia, como también lo es que el Gobierno de Navarra debe apostar por la prestación de servicios, siempre que no se vulnere la libertad de elección. Es precisamente por la aplicación de este segundo principio, por lo que se está apostando por la construcción de centros de día, o por lo que se ha hecho compatible la ayuda económica para cuidados en el entorno familiar con todos los servicios (Servicio de Atención a Domicilio, centro de día, Servicio Telefónico de Emergencia o Teleasistencia, ingresos temporales, servicios de prevención de dependencia, etc.), salvo los residenciales, o por lo que se han concertado todas las plazas residenciales necesarias para garantizar el derecho al servicio de atención residencial de las personas dependientes.
Pero esta apuesta por servicios, y esto debe quedar meridianamente claro, nunca estará para este Gobierno por encima de la libertad de las personas. El Gobierno tiene la responsabilidad de poner a disposición de éstas todos los servicios disponibles, pero serán siempre las personas dependientes y sus familias las que elegirán, independientemente de cuáles sean las cifras y las estadísticas, cifras y estadísticas que, por otro lado, responden a la realidad actual.
En cuanto a las plazas concertadas: mire señor Eceolaza, por enésima vez: toda la normativa nacional e internacional, toda la doctrina autorizada y toda la jurisprudencia entienden lo mismo: una plaza concertada es una plaza que adquiere la Administración para sus usuarios, y por tanto ésta pasa de ser una plaza privada, en la que la entidad propietaria de la misma tiene el control, establece el precio, etc., a una plaza pública, en la que el control, la derivación de personas usuarias, los criterios de calidad, el establecimiento de tarifas y condiciones, es de la Administración.
El Departamento de Asuntos Sociales lo que ha pretendido y ha conseguido en este tiempo es cumplir la Cartera de Servicios Sociales y garantizar a todas las personas dependientes su derecho a una plaza pública, tal y como ésta exige. Este es el motivo por el que ha puesto en marcha el programa Concerdep, que ha transformado 817 plazas privadas en plazas públicas para mayores, y que hace que, a día de hoy, con el programa prácticamente finalizado, contemos con más de 2.100 plazas públicas para garantizar que las personas dependientes que así lo deseen puedan ser atendidas en una plaza residencial.
Llámele a esto como quiera, señor Eceolaza, pero ésta es la realidad. Todas las residencias de Navarra, todas, sean municipales, de entidades privadas con ánimo de lucro o de entidades privadas sin ánimo de lucro, han podido acogerse al programa Concerdep, y de hecho 41 han firmado el correspondiente concierto, siendo 7 de ellas de titularidad privada y 33 de titularidad pública o de entidades sin ánimo de lucro.
Para el Departamento lo realmente importante, cuando hablamos de la prestación de un servicio, no es el ánimo de quien gestiona, sino el resultado de dicha gestión, como creemos que para la ciudadanía Navarra también lo es. Por eso, le invito a que deje de lado sus coletillas y siga con la labor de aportar de manera constructiva su opinión, como ha hecho en ocasiones, puesto que esto redundará en una mejor atención a las personas dependientes de Navarra, que es para lo que todos y todas debiéramos estar.
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